El séptimo arte trae consigo una serie de artificios que buscan llevar al espectador a un terreno paralelo a nuestra realidad, lleno de semblanzas y metáforas.
En nuestras citas anteriores, han podido conocer de cerca la historia del jukebox y cómo este aparato ingenioso ha evolucionado a lo largo y ancho de la historia mundial (link). Como siendo un dispositivo musical, se ha encargado de conectar con la sociedad e influenciarla junto a otros avances, y aparecer en las historias literarias, películas, musicales…
A mediados del siglo XX, la también llamada rockola se convirtió en un fenómeno de masas. En 1940s tres cuartas partes de la discografía norteamericana formaban parte de su repertorio, sirviendo de catalizador al crecimiento de esta industria. Llegados los 1950s, Billboard tomaba como referencia sus reproducciones y las enlistaba en su publicación Most Played in Jukeboxes, logrando así medir los gustos de los más jóvenes, contrarrestando la posición de algunas emisoras de radio de no incluir el rock and roll en sus listas.
Siendo ya un ícono de la cultura occidental, no tardó en colarse en el ambiente. Ya en 1935, la revista Billboard sugirió que la industria cinematográfica era utilizada por las compañías de las máquinas de discos para publicitarse. En un movimiento promocional, se instaló un Wurlitzer en los camerinos del elenco y set de grabación de la película The Barrier (1952).
La época dorada del jukebox coincidió con la Guerra Fría. Influyó la ocupación de Estados Unidos en países afectados por la Segunda Guerra Mundial. Cuando en plena postguerra, naciones como Alemania Occidental, fueron cautivadas el nuevo sonido americano.
Mientras que el ‘cine de la posguerra’ centraba en su argumento las cicatrices dejada por la Segunda Guerra Mundial, como el Neorrealismo italiano que denunciaba las secuelas económicas y humanitarias; el nuevo estilo hollywoodense resaltaba el patriotismo y odio al comunismo en el Cine Negro, y la supremacía del ‘american way of life’ en el Cine Social y costumbrista, valiéndose de diferentes arquetipos y símbolos como la rockola.
En la pantalla, empezaron a aparecer gramolas en numerosas películas de los años 1940’s, 1950’s y 1960´s. A su vez, representó un símbolo de empoderamiento juvenil y de las clases tradicionalmente desfavorecidas. Adoptó un significado ideológico que solo puede interpretarse por la valoración de la música popular y del dispositivo en la historia, primero de los Estados Unidos y luego del mundo.
The Girl Can’t Help It (1956), centra en su trama el movimiento social y económico que trajo el rock and roll en Estados Unidos a través de sus protagonistas Tom Miller (Tom Ewell), Marty ‘Fatso’ Murdock (Edmond O’Brien) y Jerri Jordan (Jayne Mansfield), bajo la influencia también del jukebox. Usando la comedia, la narrativa de Frank Tashlin muestra a Marty intentando por todos los medios que su exuberante novia Jerri sea una estrella del canto.
En aquellos tiempos corría la voz que el negocio en ciertas ciudades era fraudulento. En 1946 la Comisión de Delitos de Chicago instó al Gran Jurado a investigar el comercio de los jukebox alegando que el crimen organizado estaba detrás de su comercialización. En The Girl Can’t Help It, Marty es un ex gánster, quien convence al agente Tom de intentar vender el primer single de Jerri a su viejo rival, el mafioso ‘Legs’ Wheller (John Emery), ahora el rey de los jukebox. La ficción muestra una clara semblanza entre ‘Legs’ y el mafioso judío americano Meyer Lansky, dueño de la empresa que distribuía Wurlitzer, la compañía de rockolas más poderosa de Estados Unidos.
En obras llevadas al cine como Whose Afraid of Virginia Wolf (1966), parte de la musicalización estuvo acompañada del jukebox. En una de sus escenas emblemáticas, este símbolo de rebeldía concedió a Martha (Elizabeth Taylor) y Nick (George Segal) tener un baile sensual que luego fue parado bruscamente por el esposo George (Richard Burton) al desconectar la máquina.
En Blade Runner 2049 (2017) del director Denis Villeneuve, vemos al actor Ryan Gosling en un bar abandonado introducir una moneda de la rockola, seleccionar la canción y aparecer un holograma de Fran Sinatra cantando. La rememoración a la historia y naturaleza de la humanidad, su tristeza y soledad, como recurso metafórico es usada hábilmente por Villeneuve al vincular la imagen de la moneda, la rockola y el holograma de Sinatra con la interpretación de ‘One For My Baby’.
El tropo del jukebox se hizo tan común en las películas estadounidenses que se satirizó en la comedia Dirty Work (1998), protagonizado por Norm Macdonald. Jimmy intenta seleccionar ’Street Fighting Man’ de los Rollings Stones para la pelea que va a iniciarse en un bar, en cambio, terminan Mitch y su amigo San luchando bajo otra melodía cómica, obviamente inapropiada.
Al jukebox también se le atribuye los inicios de los videos musicales con la aparición de una máquina similar llamada Scopitone o Cinebox. Siendo la principal función de la rockola de fomentar el uso comercial de la música popular, las reproducciones de segmentos de películas junto a su banda sonora, llevaron a directores a transformar este concepto en una nueva propuesta de un cortometraje realizado principalmente para la publicitación de las canciones.
El término de ‘musicales jukebox’ data de 1962. En un género de teatro musical que utiliza como banda sonora canciones previamente estrenadas por artistas populares. Pocas han sido las producciones que han usado música inédita, un ejemplo laureado por la Academia es la película de los Beatles, A Hard Day’s Night (1964). Lo más reciente Mamma Mia, musical que desde 1999 ha recorrido Broadway, Toronto, Tokio, Moscú, Hamburgo… llega al cine en el 2008 de la mano de Phyllida Lloyd y la protagonización de Meryl Streep y Amanda Seyfried, quienes junto a otros actores interpretan las canciones de la agrupación sueca ABBA.